La discapacidad existe desde la cultura primitiva, en aquel momento donde las oportunidades de supervivencia eran tan limitadas, la segregación para las personas con discapacidad era la norma.
Aunque ahora nos parezca una aberración, en distintos periodos de la historia de la humanidad, hemos mostrado poco o nulo trato humano a quienes consideramos en desventaja solo por ser distintos a nosotros, o por no ser poseedores de “todas” las facultades para sobrevivir por sí mismos.
Alrededor del año 100 d.C., el filósofo Plutarco escribió en su obra “Vidas Paralelas”, que los espartanos tenían por regla descartar a todos los recién nacidos con defectos físicos visibles, abandonándolos a la intemperie esperando a que murieran o fueran devorados por animales de la región, bajo la suposición de que sería lo mejor para sí mismos y para la ciudad, que evitaría lidiar con personas no aptas.
Aunque recientemente la revista Hesperia ha publicado un estudio que afirma que el infanticidio o el abandono, no eran prácticas comunes normalizadas y presentan pruebas arqueológicas de tumbas en toda Grecia con esqueletos infantiles de diferentes edades y con signos visibles de deformidades que suponen distintas discapacidades, situación que confirma que muchos de estos infantes habían sido cuidados por meses o hasta años de su vida y no abandonados.
Por supuesto que eso no significa que en la época no se produjeran abandonos de bebés, si sus padres consideraban que la discapacidad podía suponer un lastre, tal como lo sugiere el filósofo Plutarco en su obra.
Si estos sucesos le parecen lo suficientemente distantes y considera que el paso del tiempo nos educó de mejores maneras, lamento traer ahora otro momento histórico donde la discapacidad fue motivo suficiente para ser erradicado.
Entre 1940 y 1945, al menos 200,000 mil personas con discapacidades físicas, retrasos cognitivos y enfermedades mentales, fueron asesinadas bajo el programa “T-4” que impulsó Adolf Hitler, bajo la creencia de que las personas con discapacidades eran seres inferiores e “inútiles” para la sociedad y una amenaza a la pureza genética, por lo cual no merecían la vida.
A partir de Octubre de 1939, Hitler autoriza “El Exterminio de los Discapacitados”, bajo el programa Eutanasia T-4, donde los adultos eran asesinados con inyecciones letales o en las cámaras de gas, mientras que niños y bebés eran descuidados hasta su muerte por inanición.
El programa T-4 es el modelo “inicial” de exterminio que más tarde sirvió para escalar el asesinato en masa de judíos, romaníes y otros grupos. El programa también sirvió como capacitación para los miembros de las SS que se hacían cargo de estos campos.
El diario The Guardian, a través de una infografía cronológica, hace un repaso a la lucha de las personas con discapacidad por sus derechos sociales, laborales y jurídicos y muestra el gran avance que ha tenido desde que en 1973 se estableciera la primera Ley de derechos civiles, aprobada en EE.UU., para garantizar la igualdad de oportunidades. No obstante, este camino no ha sido fácil y aún queda mucho por hacer.
Como madre de una adolescente con Síndrome de Down he tenido la experiencia de ver como es tratar de trascender los desafíos de las Discapacidades en México, nuestro país de origen y como es hacerlo ahora en Estados Unidos.
Los contrastes son interesantes y muy, muy, muy amplios.
Estructuralmente, sistemáticamente y legalmente, hay significativas distancias institucionales, gubernamentales y educativas.
Sin embargo hay ciertas coincidencias en lo que respecta a la falta de educación y consciencia social sobre el tema de las discapacidades.
Si bien y por fortuna ahora no los dejan a la intemperie, ni los dejan desfallecer por inanición, ni mucho menos los aniquilan en ninguna cámara de gas.
Las personas discapacitadas muchas veces son INVISIBLES al quehacer cotidiano. Están integrados porque una ley lo dictamina y que miedo ser acusados de discriminar o de no aceptar a alguien por su discapacidad.
Pero están segregados, el concepto de la inclusión como tal aún no permea totalmente, no por falta de deseo ni de empatía, a veces es solamente falta de educación y sensibilización en el tema.
Las personas con discapacidades no pueden solamente SER VISTAS y existir para el entorno social, educativo o laboral, solamente el Día o el Mes en que se conmemora o celebra su causa.
Ellos existen todo el año, por lo tanto cada acción comunitaria, cada intervención educativa, cada espacio deportivo, cada espacio social y recreativo y cada presupuesto gubernamental, debería tener un enfoque inclusivo.
Educarnos es lo que puede lograr la verdadera Inclusión.
Comprender las Discapacidades es mucho más que SABER que existen personas con síndrome de Down o con Autismo o personas en una silla de ruedas o con otras condiciones cognitivas o motrices desafiantes.
Comprender las Discapacidades es darnos la oportunidad de verlos como personas con un abanico de cualidades y dejar de verles como personas con limitaciones a las que hay que forzarnos a involucrar porque es lo políticamente correcto.
Y por supuesto, contribuir en crear las mismas oportunidades para todas ellas.
No solo desde lo institucional, sino cada quien desde su quehacer diario puede hacer la GRAN diferencia.
Cynthia García-Galindo
Latina
SoyPlanC.com