SI TU MADRE SE DIVORCIÓ, LEE ESTO

Sé que a veces juegas a imaginar lo distinto que sería todo, si las cosas no hubieran cambiado tanto entre mamá y papá.

Crees que quizá solo les faltó poner un poco más de empeño para hacerlo funcionar…

pero no es tan simple.

Para que una relación dure lo que en los cuentos de hadas: «para toda la vida», es necesario que ambas personas quieran hacerlo funcionar.

Ya tendrás tus propias experiencias al respecto y comprobarás que nadie se va de un lugar donde se siente pleno.

Pero ahora quisiera hablarte de algo que con frecuencia noto en quienes hablan del divorcio de sus padres, señalan, juzgan, critican y repudian con facilidad a la persona que tomó la decisión, a quien actuó. Es por su culpa, dicen, que las cosas acabaron.

Para todos sería más sencillo si no hubiera decisiones que tomar, pero cuando un hogar está en llamas y los hijos dentro en peligro, alguien tiene que actuar.

Así que si tienes una madre que actúa y que logró decirle adiós a una vida vacía y sin propósito, donde todos respiraban una angustia que no sabían explicar y lo hizo para dedicarse a construir una vida nueva, donde se sintiera capaz, útil y feliz, quizá no lo sabes, pero tienes una Mamá Medicinal.

La decisión que tomó, con el paso de los años, terminó por darte la oportunidad de una vida más libre.

A partir de su valor, te liberó de tener que rescatarla; algo que si llevan sobre su espalda quienes tienen una mamá que se queda atrapada en una mala relación, porque es cuando los hijos e hijas se sienten con la responsabilidad de llenar su vida de esa alegría que a ella le falta, de estar al pendiente de que nada le ocurra, terminan sacrificando parte de la energía que debería estar enfocada a tener tu propia vida.

Te liberaste de vivir con miedo, porque para nadie es sencillo aprender a ser valientes, sobre todo cuando hemos visto a nuestra madre vivir con zozobra.

Te liberaste de copiar patrones insanos, porque como humanos, normalizamos y aprendemos de lo que vivimos, no de lo que nos explican que es la vida.

Te liberaste de vivir atado a su drama. Porque con su decisión, el drama terminó.

Bueno, en esa decisión aparentemente tan caótica y que puso al mundo que conocías de revés, ¡hay todo un mundo de posibilidades! que sin la valentía y el amor de tu madre por ti, costaría mucho más trabajo alcanzar.

Y vaya que es todo un riesgo hacer lo que se tiene que hacer, sobre todo cuando las decisiones que se van a tomar no van a ser para nada populares y más que eso…

Quizá no lo hayas pensado, hay algo que todas las mamás deseamos:

… Queremos ser amadas y admiradas por nuestros hijos…

Así que imagina el trabajo que cuesta tomar decisiones que quizá pasen años hasta que los hijos las entiendan (o quizá nunca lo hagan), mientras que todo ese tiempo, es probable que nos detesten por hacerlo.

Pero no es trabajo de los hijos aceptar, validar o autorizar lo que deciden sus padres.

Eso es una carga que no merecen, es demasiada responsabilidad.

Eso como hijo o hija, no te toca.

El trabajo de ponerles a salvo en lugares menos tóxicos es nuestro.

¡De los adultos! ¡Del adulto más sano! ¡Así que al menos uno de los dos debe hacerlo!

Porque para nuestros hijos hay algo que es imposible hacer:

SALVARSE POR ELLOS MISMOS Y SALVARSE A TIEMPO.

Una madre que se salva así misma, es una madre con mayor oportunidad de volver a regularse emocionalmente y con mejores recursos para luego ofrecer a sus hijos un lugar más sereno y amoroso.

Si tu madre se divorció, créelo, su decisión no buscaba fastidiarte, fue solamente el resultado de entender que tenía que actuar como tu cuidadora y que por ello, muchas veces le tocará hacer cosas complicadas, incluso aquellas que no te gustarán, pero que necesitas para tener oportunidades mejores.

Y aunque no lo entiendas, habrá muchas situaciones en tu vida adulta en las que esa decisión de divorciarse, habrá valido la pena.

Como cuando elijas tener una relación de pareja, si sabes alejarte de las que te lastiman y eliges las que se basen en respeto, equilibrio y amor. Ella sabrá que su decisión, valió la pena.

Si cuando alguien trate de manipularte tu sabes poner límites y distancia. Ella sabrá que su decisión, valió la pena.

Si cuando te equivocas eres capaz de ofrecer una disculpa y proponer soluciones. Ella sabrá que su decisión, valió la pena.

Esas son las bondades invisibles que enseñamos las madres cuando nos hacemos responsables de velar por el bienestar de nuestros hijos y tomamos la decisión importante de enseñarles a vivir con nuestro ejemplo.

Tu mamá no solo se divorció. Sino que te enseñó que la felicidad es algo que cada quien consigue con sus propios recursos.

Si tienes una madre que te alejó de lugares donde te estresabas, te preocupabas, te entristecías, te incomodabas…

Tienes una madre que te amó más allá de lo que tu pudieras comprender y que lo único que lamenta es no haberse dado cuenta con más tiempo.

No perdiste una familia, ganaste una madre más plena y más sana que va poder velar por ti y por toda tu descendencia.

Así que si como hijo o hija, en algún momento de tu vida eres capaz de resignificar todo lo que hubo detrás de la decisión de tu madre y dimensionas la importancia que tuviste para ella en cada momento,  quizá en lugar de sentir tristeza o enojo, puedas comenzar a sentirte la persona más importante del planeta para alguien que te puso al centro de sus decisiones.

Y mamás que me leen hasta aquí:

Como hijas, venimos a ser amadas incondicionalmente.

Pero como madres, venimos no solo a amar, sino a proteger por sobre todas las cosas.

Y eso no pude provocarnos más que tranquilidad.

Porque estar a cargo, es un privilegio y un honor.

Así que si tienes dudas, miedos o creencias que te impiden ponerte a salvo o poner a salvo a los tuyos. Busca toda la ayuda profesional posible para trabajar tus heridas y tus apegos.

Sanar será fundamental para que toda tu descendencia.

Con amor

C