TENGO MIEDO DIVORCIARME DE MI ESPOSA 

No sé si los hombres te escriban, pero mi esposa te sigue desde hace algunos años y desde que estoy en esta encrucijada, te confieso que yo también empecé a hacerlo tratando de entender algunas cosas.

Así que aquí estoy, tratando de obtener tu punto de vista al menos. He visto que eres muy objetiva y creo que aunque me lleve mi buena parte de regaño, necesito una opinión clara de todo esto.

Siento que mi matrimonio ya no tiene remedio.

De hecho siento que las relaciones de pareja en general son difíciles.

Ya había estado casado antes y tampoco funcionó muy bien.

En aquella primera relación atribuí el fracaso a que los dos éramos demasiado jóvenes y que quizá el problema había sido que no estábamos listos para un compromiso de esa magnitud.

Pero en este segundo matrimonio, los dos somos personas adultas, tenemos vidas profesionales exitosas y aún así, tampoco está funcionando. Ambos nos esforzamos por evitar el fracaso, pero es obvio que sentimos que es cuestión de tiempo para que esto truene.

Lo más curioso, es que, aunque nos sentimos incómodos y sabemos que somos infelices, estamos evitando el divorcio.

Así que en lugar de aceptar que todos nuestros esfuerzos son inútiles, lo que hacemos es entrar en temporadas donde nos esforzamos más, aunque sabemos que al final, terminaremos con la misma sensación de insatisfacción.

Yo siento mucha pena, ella me reclama que soy una persona muy poco expresiva, que no tengo detalles, que no me importa el romanticismo, que me educaron como a un macho incapaz de mostrar sus emociones. Pero no es eso Cyn, lo que pasa, es que no siento esas emociones por ella.

Pero apenas intento ser claro y decirle que mejor dejemos las cosas como están, ella entra en esa fase de que debemos poner más de nuestra parte para salvar la relación y entonces siento horrible y ya no encuentro la forma ni el momento para hablar de una separación.

Mi pregunta es, ¿cómo puedo encontrar el momento adecuado para hablar con ella? Ya fuimos a terapia por separado y en pareja y no funcionó, ¿crees que yo sea una persona que en verdad pueda amar? Quizá esta sea ya mi única oportunidad y yo la esté desperdiciando con una mujer que en verdad se empeña y tiene compromiso por salvar lo nuestro y yo no sepa valorarlo.

Muchas gracias de antemano si llegas a elegir mi caso, estaré leyendo cada semana todas tus respuestas porque aprendo en verdad.

Atentamente

Un Hombre con Miedo al Divorcio

Querido Hombre con Miedo al Divorcio:

Creo que más que al divorcio, tienes miedo al amor y a todas sus consecuencias. Permíteme explicarme al mismo tiempo que te agradezco en el alma tu carta, que por cierto, ojalá que sea la primera de muchos varones. A nosotras también nos viene bien asomarnos a su mundo, a las dudas y emociones que se tejen dentro de él.

Te mencionaba que es posible que tengas miedo al amor, porque resulta, que una gran parte de los problemas que solemos tener todas las personas más allá del género, tienen relación al amor y a no tener suficiente de él, a no ser dignos de él, a no darlo de manera adecuada, a no expresarlo debidamente. A esperar demasiado de él, queremos que el amor sea capaz de sostenerlo todo, incluso, una relación donde solo uno y a veces hasta ninguno, quiere estar ya.

El divorcio, si somos realistas y prácticos, es un trámite burocrático. Por lo tanto, creo que a lo que tenemos miedo, no es a divorciarnos, sino a la idea de no haber hecho lo suficiente para evitarlo. De que nuestro amor no haya sido, por decirlo de una manera, lo suficientemente bueno.

Pero, ¡momento!

Aunque, el amor, es una emoción bastante profunda y hermosa, de ninguna manera puede ser la única responsable de lograr que dos personas funcionen juntas. De hecho. No lo es.

Es más, siéntate cuando leas esto: puedes sentir amor profundo o una cierta dosis de cariño por una persona y aún así, divorciarte de ella.

Pero Cynthia, ¡¿de qué rayos me estás hablando?!

Bueno querido, de algo que quisiera que fuera algo más simple de entender.

No hablo de una rendición anticipada.

Hablo de que seamos capaces de aceptar que aún el amor tiene sus límites. Y que si a pesar de muchos esfuerzos, terapia, voluntad mutua (que siendo un tema de pareja, se espera que los esfuerzos sean de ambas partes) y aún así no hay manera de que la relación funcione, entonces, resulta injusto esperar que el amor tenga cualidades mágicas que lo salven todo.

Si sentir amor o cariño por alguien, no provoca que seamos mejores personas en favor del vínculo, entonces, por ese mismo amor, es momento de considerar nuevas soluciones.

Tú hablas de cosas muy interesantes en tu carta:

Primero: dices que tu esposa cree que te educaron como a un macho incapaz de mostrar sus emociones, inexpresivo y cero romántico, pero me aclaras que NO ES ESO, que es con ella con quien se te dificulta sentirte así.

Segundo: dices que buscas momentos para hablar con ella sobre la separación, pero que luego la ves tan entusiasta, que “sientes horrible” hablar del tema, así que te quedas a intentarlo de nuevo.

Me queda claro que lo que “cree” tu esposa sobre tu habilidad afectiva, no es una realidad en tu mundo emocional, es decir, que en verdad sí te sientes un hombre capaz de sentir y expresar afecto, de ser tierno o romántico, pero no es con ella con quien te sientes así. Lo es un indicador importante para trabajar a niveles más profundos. ¿Por qué sientes esto y desde cuándo? Creo que tus respuestas serían un buen punto de partida. Lo más importante, ¿sabe ella esto?

Luego, el hecho de que te quedes a intentarlo, cuando evidentemente ya no quieres, es también de llamar la atención.

¿Por qué lo haces? ¿Tiene esto algo que ver con el divorcio previo?

¿Qué tipo de compromiso moral o afectivo te hace obligarte a ti mismo a quedarte a intentarlo a pesar de que ya estabas decidido a plantear la separación?

Este punto me parece tan medular y lamento decirlo, pero es tan frecuente. Eso de que las personas se queden a dejar que el tiempo haga cosas, serene cosas, que jamás van a resolverse.

Siempre esperando una señal divina.

¿Cómo encontrar el momento adecuado?

Si por momento adecuado te refieres a uno donde a ella no le duela tu noticia o donde tu no te sientas culpable por querer irte, OLVÍDALO. ese momento no existe.

A eso me refería al inicio cuando te decía que no le tienes miedo al divorcio, sino al amor y a todas sus consecuencias.

Porque amar a alguien, sentir cariño por alguien, tiene consecuencias. Y una de ellas va a ser como en este caso, provocarle cierto sufrimiento a alguien que te importa, a razón de ser honesto con respecto a lo que ese cariño ya no alcanza a cubrir.

El amor es a veces un abrazo cálido que calma todos nuestros dolores y es a veces, el que va a provocar el más duro de los pesares.

Amigo, si tienes claro que no puedes sentir otra cosa mas que resignación y no estás en condiciones de ofrecer emocionalmente lo que el vínculo y ella desean, entonces amor, significa ser honesto y ofrecer irte.

Quedarte como hasta ahora, solo prolonga la pena de ambos. Impide que cada uno, obtenga de manera individual, su propia oportunidad de estar en paz, en gratitud, en salud emocional, en amor propio.

Quedarte, probablemente le da más fuerza a los apegos disfuncionales de ambos, y lo digo así, porque aunque me faltan elementos para ser más precisa, observo que están luchando obsesivamente por salvar algo que no funciona.

Quedarte solo porque sientes horrible porque ella se aplica más por hacer funcionar el matrimonio, es finalmente una traición a ti mismo, a ella y a su historia matrimonial.

Quedarte solo porque algo dentro de ti cree que ella pueda ser “tu última oportunidad” de ser feliz con alguien, es un acto de egoísmo y de cobardía que ella no se merece, aunque esté muy ocupada en negarse a aceptar que esa relación no está funcionando y quizá ya jamás lo haga.

Tu carta llegó casi al principio de que lancé la invitación a que me escribieran al email para contarme sus casos y plantearme sus dudas.

Desde entonces he estado madurando mi respuesta, porque estoy segura que lo que te responda puede cambiar tu perspectiva, pero además, le pueda ser útil a más caballeros, porque déjame decirte que a muchos hombres les cuesta trabajo tomar la decisión de un divorcio como tal, aunque lo deseen, hablarlo claramente les cuesta un mundo.

Además estoy segura, que lo que nos cuentas, será revelador para las mujeres de esta comunidad con respecto a sus propias relaciones.

Incluso, he considerado que tu propia esposa va a leer la respuesta que te brinde, puesto que me dices que ella lee todo lo que publico.

De hecho hasta consideré que puedas estarme “utilizando” como una forma sutil para mandarle señales con respecto a lo que están viviendo y todo lo que sientes y que no le puedes decir, por un lado porque no encuentras cómo hacerlo y por otro lado, porque ella, según leo entre líneas, tampoco quiere oírte (no es casual que cuando estés por plantearle la separación, ella proponga redoblar esfuerzos).

Ahora, estoy tomándome unos días de descanso ya que acá es semana vacacional, pero todavía desde aquí, estoy repasando mi respuesta Querido Hombre con Miedo… y voy a ser bastante claridosa.

Creo que ambos tienen mucha basura vinculada a la idea del amor.

Se están negando la oportunidad de ser felices, creyendo que solo persistiendo en la unión bajo el mismo techo, pase lo que pase, incluso al costo de ser infelices, es la única manera de decirse TE AMO.

Creen que están en deuda el uno con el otro y creen que la única manera de pagarse mutuamente es quedarse juntos, porque alguien así se los enseñó o incluso, porque es justo lo que NO VIERON DE ALGUIEN y se prometieron no repetirlo.

Creo que por el momento, su única obligación es ser sinceros. Decirse los motivos por los que hasta ahora se han quedado, incluido el MIEDO, que nunca se asume, porque es mas romántico decir que es por AMOR por lo que se quedan.

Decirse honestamente las veces que han querido irse y que han desistido por lástima o incluso, por la idea de que es su obligación salvar algo.

Ser honestos en relación a si serían capaces de ser felices, incluso si la otra persona siguiera siendo tal cual es. Porque eso también es amor.

Ser honestos si serían capaces de aceptar hacer cambios profundos en si mismos, solo por querer ver bien a la otra persona. Porque eso también es amor.

Si después de ser sinceros y de quitarse la piedra sobre la espalda de lo que les dijeron que es el amor en pareja, encuentran motivos para quedarse, entonces y solo entonces, la cosa podría comenzar por buen camino.

Socialmente y familiarmente tenemos muchos conceptos que pueden enriquecer o entorpecer la idea que tenemos sobre el amor.

Pocas mujeres y pocos hombres hacemos una revisión de esas creencias.

Asumimos que ser pareja son muchas cosas que no son y las que sí hacen que una pareja lo sea, ni siquiera las tenemos en el radar, por consecuencia ni las cultivamos. Por consecuencia, somos “gente junta” y no pareja.

Muchas parejas se divorcian por las razones equivocadas, cierto.

Pero también muchas parejas se quedan por las razones equivocadas.

Creo que es momento de que ustedes descubran en donde están parados. Sin obsesiones, ni creencias endilgadas. Pero sobre todo: SIN MIEDO.

Amar no es solo sentir bonito por otra persona.

Es que su dolor nos importe y que sus alegrías nos conmuevan.

Amar es ser valiente lo suficiente para saber quedarse y también para saber irse.

Espero que cuando leas esta carta, se te enciendan las ganas para invitarle un café y tener una conversación sincera con el corazón en la mano.

Divorciarse no es lo peor que puede pasarles.

Quedarse a ser infelices mutuamente sí.

Con amor,

Cyn

Si también quieres enviarme tu historia, puedes hacerlo al correo queridacyn@gmail.com

Disclaimer: Esta carta no sustituye atención médica, ni terapéutica. Aún cuando Cynthia García-Galindo cuenta con la formación profesional en diversas ramas de la salud emocional, las respuestas que ofrece a sus lectores bajo este formato, son misivas literarias con fundamentos teóricos mezclados con experiencias profesionales y vivencias personales, donde lo que pretende, es guiar y estrechar lazos más íntimos con su audiencia y no necesariamente, ofrecer soluciones que deban seguirse como una receta, ya que cada caso es único.